1 DE SEPTIEMBRE DE 2013
Liturgia de las Horas – Segunda semana del Salterio
RITOS INICIALES
CANTO DE ENTRADA.
El Señor nos llama y nos reúne, somos su pueblo, signo de unidad. Él está en medio de nosotros sirve a la mesa, nos reparte el pan.
Por todos los caminos nos sales al encuentro, por todos hemos visto señales de tu amor. Tu pueblo se reúne, Señor, a bendecirte, a celebrar con gozo tu paso salvador.
SALUDO Y MONICIÓN.
ACTO PENITENCIAL.
GLORIA.
ORACIÓN COLECTA.
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA.
Lectura del libro del Eclesiástico 3, 17-18. 20. 28-29.
Hijo mío, en tus asuntos procede con humildad y te querrán más que al hombre generoso.
Hazte pequeño en las grandezas humanas, y alcanzarás el favor de Dios; porque es grande la misericordia de Dios, y revela sus secretos a los humildes.
No corras a curar la herida del cínico, pues no tiene cura, es brote de mala planta.
El sabio aprecia las sentencias de los sabios, el oído atento a la sabiduría se alegrará.
PALABRA DE DIOS
SALMO RESPONSORIAL. Salmo 67.
Antífona: Has preparado, Señor, tu casa a los desvalidos.
Los justos se alegran, gozan en la presencia de Dios, rebosando de alegría. Cantad a Dios, tocad en su honor; su nombre es el Señor.
Padre de huérfanos, protector de viudas, Dios vive en su santa morada. Dios prepara casa a los desvalidos, libera a los cautivos y los enriquece.
Derramaste en tu heredad, oh Dios, una lluvia copiosa, aliviaste la tierra extenuada; y tu rebaño habitó en la tierra que tu bondad, oh Dios, preparó para los pobres.
SEGUNDA LECTURA.
Lectura de la carta a los Hebreos 12, 18-19. 22-24a.
Hermanos:
Vosotros no os habéis acercado a un monte tangible, a un fuego encendido, a densos nubarrones, a la tormenta, al sonido de la trompeta; ni habéis oído aquella voz que el pueblo, al oírla, pidió que no les siguiera hablando.
Vosotros os habéis acercado al monte de Sión, ciudad del Dios vivo, Jerusalén del cielo, a millares de ángeles en fiesta, a la asamblea de los primogénitos inscritos en el cielo, a Dios, juez de todos, a las almas de los justos que han llegado a su destino y al Mediador de la nueva alianza, Jesús.
PALABRA DE DIOS
ALELUYA.
Antífona: Cargad con mi yugo y aprended de mí -dice el Señor-, que soy manso y humilde de corazón.
EVANGELIO.
Lectura del santo Evangelio según San Lucas 14, 1. 7-14.
Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos lo estaban espiando.
Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les propuso esta parábola: «Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y vendrá el que os convidó a ti y al otro y te dirá: ´´Cédele el puesto a éste.«
Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto.
Al revés, cuanto te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga: ´´Amigo, sube más arriba.«
Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales.
Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.»
Y dijo al que lo había invitado: «Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado.
Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; dichoso tú, porque no pueden pagarte; te pagarán cuando resuciten los justos.»
PALABRA DEL SEÑOR
HOMILÍA.
CREDO.
ORACIÓN DE LOS FIELES.
LITURGIA EUCARÍSTICA
OFERTORIO.
Canto:
En este mundo que Cristo que nos da, hacemos la ofrenda del pan. El pan de nuestro trabajo sin fin y el vino de nuestro cantar. Traigo ante Ti nuestra justa inquietud: Amar la justicia y la paz.
Saber que vendrás, saber que estarás, partiendo a los pobres tu pan. Saber que vendrás, saber que estarás, partiendo a los pobres tu pan.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS.
PREFACIO Y SANTO.
PLEGARIA EUCARÍSTICA.
RITO DE LA COMUNIÓN
PADRE NUESTRO.
RITO DE LA PAZ.
CORDERO DE DIOS.
COMUNIÓN.
Canto:
Bienaventurados seremos, Señor, seremos, Señor.
Seréis bienaventurados los desprendidos de la tierra; seréis bienaventurados porque tendréis el cielo. Seréis bienaventurados los que tenéis alma sencilla; seréis bienaventurados: vuestra será la tierra.
Seréis bienaventurados los que lloráis, los que sufrís; seréis bienaventurados porque seréis consolados. Seréis bienaventurados los que tenéis hambre de mí; seréis bienaventurados porque seréis saciados.
Seréis bienaventurados los que tenéis misericordia; seréis bienaventurados porque seréis perdonados. Seréis bienaventurados los que tenéis el alma limpia; seréis bienaventurados porque veréis a Dios.
Seréis bienaventurados los que buscáis siempre la paz; seréis bienaventurados hijos seréis de Dios. Seréis bienaventurados los perseguidos por mi causa; seréis bienaventurados porque tendréis mi reino.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN.
Gracias, Señor, por ser nuestro alimento, nuestra fuerza, nuestra luz.
Ayúdanos a aceptarnos tal como somos, pequeños y humildes, porque sólo así podremos experimentar tu grandeza.
Gracias por estar siempre a nuestro lado, empujándonos a salir de nosotros mismos, a gastar nuestra vida por los demás, a transformar esta sociedad en la que todo se compra o se vende y es muy poco lo que se da o se regala.
Gracias, Señor.
ORACIÓN.
RITO DE CONCLUSIÓN.
BENDICIÓN Y DESPEDIDA.
Canto.
Tú eres el Dios que nos salva, la luz que nos ilumina, la mano que nos sostiene y el techo que nos cobija. La mano que nos sostiene y el techo que nos cobija.
Te damos gracias, Señor. Te damos gracias, Señor. (Bis)